COMUNICADO OFICIAL DE LA CAMPAÑA

INMIGRACIÓN Y ESCUELA. VIOLENCIA Y PÉRDIDA DE RENDIMIENTO (II)


 

   Aunque a día de hoy casi todas las aulas de Madrid padecen esta lacra, en algunos centros la situación es tan extrema que obliga a las autoridades a reconocerlos como oficialmente problemáticos. Se trata de escuelas que acumulan un alto porcentaje de inmigrantes, de alumnos provenientes de hogares desestructurados o chicos de etnia gitana. El fracaso escolar es numeroso, sufren problemas de convivencia y la demanda de plazas en la zona es baja.

Pésimo rendimiento de los alumnos inmigrantes.

    Todos los estudios que comparan el rendimiento escolar de las economías avanzadas, han revelado que los inmigrantes obtienen resultados muy inferiores a los de los nativos, “incluso aunque sus expectativas individuales y las de sus familias sean ambiciosas” La inmigración puede implicar en algunos casos la pérdida de una parte del capital humano que los individuos pueden adquirir en origen, como el conocimiento del idioma o reglas de funcionamiento de las instituciones. Pero el problema no se da en los alumnos de habla hispana, mayoritarios en Madrid. Además esta desventaja tiende a neutralizarse cuando transcurre algún tiempo desde la migración y desde luego no se da en la segunda generación ni en el paso a estudios superiores. Por lo tanto este argumento no es válido para justificar los malos resultados.

    Atendiendo a esta consideración, llama la atención que solo un exiguo 33% por ciento de los alumnos inmigrantes de primera generación de la escuela pública están escolarizados en el curso que les corresponde por edad. En el caso de la segunda generación, los datos llegan sólo hasta un 47%. Los hijos de inmigrantes abandonan mayoritariamente el sistema al finalizar la educación obligatoria. Excluyendo a los comunitarios, solo el 1,5% de ellos llegó a la Universidad el curso pasado.

Pérdida irreparable del rendimiento general.

    La pinza formada por la conflictividad interétnica y la presión a la baja que el rendimiento académico de los inmigrantes ejerce sobre la totalidad del alumnado, hace concluir a todos los expertos en la misma dirección. Encontramos sus valoraciones en los análisis más destacados del problema publicados en los últimos años.

    Adriana Sánchez, de la Universidad de Barcelona, destaca en su estudio “Efectos de la inmigración en el rendimiento educativo” que existe “un efecto negativo y significativo derivado de la compañía de estudiantes inmigrantes”.
 
   Daniel Santín, profesor de Economía Aplicada de la Universidad Complutense, coautor del estudio 'Análisis económico de los efectos de la inmigración en el sistema educativo español”, afirma que “la alta concentración de inmigrantes en las escuelas baja notablemente su rendimiento” y que “los inmigrantes repiten más y rinden menos”.

Héctor Cebolla Boado, profesor universitario de Sociología, en el trabajo “La concentración de inmigrantes en las escuelas españolas”, concluye que “la concentración de inmigrantes en las escuelas españolas está claramente relacionada con un peor rendimiento de los estudiantes en las pruebas PISA, tanto de nativos como inmigrantes”. El profesor establece la brecha en el rendimiento de un colegio seleccionado al azar en el que no haya inmigrantes y otro en el que todos los alumnos sean hijos de nacidos fuera, nada menos que en un valioso 25%.

¿Existe solución, quién la va a poner? 

  Existe entonces una convergencia de los implicados, incluidos inmigrantes y de los expertos en el proceso escolar, todos anuncian los graves problemas presentes y más aún futuros, derivados de la abultada presencia de inmigrantes en los colegios.

   La función gobernante es tomar precauciones contra los males previsibles. El problema es que estos males futuros, no inciden en los resultados electorales hasta que no han ocurrido. Es por ello que los políticos atienden solo al inmediato presente a costa del mañana. En esta ocasión lo inmediato toma la forma de casi un millón y medio de votos de “nuevos españoles” en las próximas elecciones municipales. Como en la fábula de Lope de Vega, ni una sola de las ratas que habitan las moquetas de nuestros parlamentos, está dispuesta a perder su “modus vivendi” poniendo el acento del cascabel sobre la inmigración, aun conscientes de que en ello se encuentra la única solución. No veremos medidas o declaraciones inoportunas que les hagan perder su pellizco de estos nuevos sufragios.

   Por ello aún hoy, son los únicos que contra todas las evidencias y plenamente conscientes del daño causado, se atreven a mantener como el ministro Gabilondo que “el incremento de los alumnos extranjeros supone un enriquecimiento para el conjunto del alumnado”. O como Esperanza Aguirre, cuando asegura que “en la Comunidad no hay inmigrantes porque avanzamos, sino que avanzamos porque hay inmigrantes”.

   La historia y en concreto la experiencia europea, con inmigraciones consolidadas desde hace años, nos advierte que la disolución de las identidades nacionales nunca ha creado en ningún lugar cosmópolis mestizas, sino que ha provocado una exacerbación de las diferentes identidades. A episodios como este, hace ya muchos años que la sabiduría popular les otorgó sentencia; “quien da pan a perro ajeno, pierde el pan y pierde el perro”.

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